ARTÍCULO DE OPINIÓN:CANTO NUEVO
Autor:Sergio Alejandro Pacheco Corona
La canción social que algunos llaman “de contenido” o “de protesta”, representa una forma
musical que entre los sesenta y setenta marcó significativamente el sentir de Latinoamérica.
La incorporación de la poesía y las aspiraciones sociales, así como las pasiones tanto intelec-
tuales como amorosas, instaladas en el género canción, significaron un cambio de rumbo tanto
en la música popular comercial como en la tradicional. Dicho género musical aparece paralela-
mente en distintos países bajo la denominación común de “Nueva Canción”. Es así como en
Brasil se conoce como bossanova y nueva canción brasileira; en México como Nuevo Cancio-
nero; en Argentina Nueva Canción; en Cuba Nueva Trova y en Chile como Nueva Canción
Chilena. Sus objetivos no fueron solamente musicales o de fines estético, estaban allí los sue-
ños y anhelos de una generación que aspiraba a un cambio radical de los sistemas imperantes.
En Chile, los seguidores de grupos como Quilapayún, Inti Illimani, Aparcoa, entre otros y de
autores emblemáticos como Víctor Jara y Patricio Manns, llegan a ser miles. Sus sentidas y
comprometidas composiciones despiertan entusiasmo y rebeldía. Llegan a ser grandes
animadores de su entorno social y su canto se convierte en arma peligrosa para sus adversa-
rios políticos. El canto popular se vuelve lucha y como tal es atacado y silenciado en 1973.
A mediados de los setenta, durante la dictadura militar del general Augusto Pinochet, sur-
gen jóvenes artistas que poco a poco y bajo el alero del folklore y los encuentros solidarios de
la Iglesia Católica chilena se transforman en grupos musicales de sólida propuesta en lo armó-
nico, tanto instrumental como vocal. Su poesía hermética y sensible devela un anhelo profundo
de cambio. Sus aspiraciones sociales expresadas en la poesía de sus composiciones son com-
partidas principalmente por estudiantes y pobladores. Luego se va sumando más público lle-
gando a repletar gimnasios y templos. Los escenarios oficiales estaban vedados para ellos. Sin
embargo su fama hace torcer el mercado y la televisión se interesa por ellos, no obstante su
claro rechazo al sistema imperante. Esta experiencia musical acoge un sinnúmero de inquietudes.
La canción social que algunos llaman “de contenido” o “de protesta”, representa una forma
musical que entre los sesenta y setenta marcó significativamente el sentir de Latinoamérica.
La incorporación de la poesía y las aspiraciones sociales, así como las pasiones tanto intelec-
tuales como amorosas, instaladas en el género canción, significaron un cambio de rumbo tanto
en la música popular comercial como en la tradicional. Dicho género musical aparece paralela-
mente en distintos países bajo la denominación común de “Nueva Canción”. Es así como en
Brasil se conoce como bossanova y nueva canción brasileira; en México como Nuevo Cancio-
nero; en Argentina Nueva Canción; en Cuba Nueva Trova y en Chile como Nueva Canción
Chilena. Sus objetivos no fueron solamente musicales o de fines estético, estaban allí los sue-
ños y anhelos de una generación que aspiraba a un cambio radical de los sistemas imperantes.
En Chile, los seguidores de grupos como Quilapayún, Inti Illimani, Aparcoa, entre otros y de
autores emblemáticos como Víctor Jara y Patricio Manns, llegan a ser miles. Sus sentidas y
comprometidas composiciones despiertan entusiasmo y rebeldía. Llegan a ser grandes
animadores de su entorno social y su canto se convierte en arma peligrosa para sus adversa-
rios políticos. El canto popular se vuelve lucha y como tal es atacado y silenciado en 1973.
A mediados de los setenta, durante la dictadura militar del general Augusto Pinochet, sur-
gen jóvenes artistas que poco a poco y bajo el alero del folklore y los encuentros solidarios de
la Iglesia Católica chilena se transforman en grupos musicales de sólida propuesta en lo armó-
nico, tanto instrumental como vocal. Su poesía hermética y sensible devela un anhelo profundo
de cambio. Sus aspiraciones sociales expresadas en la poesía de sus composiciones son com-
partidas principalmente por estudiantes y pobladores. Luego se va sumando más público lle-
gando a repletar gimnasios y templos. Los escenarios oficiales estaban vedados para ellos. Sin
embargo su fama hace torcer el mercado y la televisión se interesa por ellos, no obstante su
claro rechazo al sistema imperante. Esta experiencia musical acoge un sinnúmero de inquietudes.
Ej mi opinión y para concluir, el canto nuevo fue un surgimiento totalmente innovador y reflexivo pues despertó la mente y consciencia de una infinidad de personas e individuos inquietos con la injusticia de su país correspondiente, pues lo que hizo éste movimiento fue expandirse a una variedad de países hispanohablantes que vivían una situación similar, todo con la intención de despertar la consciencia en la mente de todas las personas.
Autor:Sergio Alejandro Pacheco Corona
La canción social que algunos llaman “de contenido” o “de protesta”, representa una forma
musical que entre los sesenta y setenta marcó significativamente el sentir de Latinoamérica.
La incorporación de la poesía y las aspiraciones sociales, así como las pasiones tanto intelec-
tuales como amorosas, instaladas en el género canción, significaron un cambio de rumbo tanto
en la música popular comercial como en la tradicional. Dicho género musical aparece paralela-
mente en distintos países bajo la denominación común de “Nueva Canción”. Es así como en
Brasil se conoce como bossanova y nueva canción brasileira; en México como Nuevo Cancio-
nero; en Argentina Nueva Canción; en Cuba Nueva Trova y en Chile como Nueva Canción
Chilena. Sus objetivos no fueron solamente musicales o de fines estético, estaban allí los sue-
ños y anhelos de una generación que aspiraba a un cambio radical de los sistemas imperantes.
En Chile, los seguidores de grupos como Quilapayún, Inti Illimani, Aparcoa, entre otros y de
autores emblemáticos como Víctor Jara y Patricio Manns, llegan a ser miles. Sus sentidas y
comprometidas composiciones despiertan entusiasmo y rebeldía. Llegan a ser grandes
animadores de su entorno social y su canto se convierte en arma peligrosa para sus adversa-
rios políticos. El canto popular se vuelve lucha y como tal es atacado y silenciado en 1973.
A mediados de los setenta, durante la dictadura militar del general Augusto Pinochet, sur-
gen jóvenes artistas que poco a poco y bajo el alero del folklore y los encuentros solidarios de
la Iglesia Católica chilena se transforman en grupos musicales de sólida propuesta en lo armó-
nico, tanto instrumental como vocal. Su poesía hermética y sensible devela un anhelo profundo
de cambio. Sus aspiraciones sociales expresadas en la poesía de sus composiciones son com-
partidas principalmente por estudiantes y pobladores. Luego se va sumando más público lle-
gando a repletar gimnasios y templos. Los escenarios oficiales estaban vedados para ellos. Sin
embargo su fama hace torcer el mercado y la televisión se interesa por ellos, no obstante su
claro rechazo al sistema imperante. Esta experiencia musical acoge un sinnúmero de inquietudes.
La canción social que algunos llaman “de contenido” o “de protesta”, representa una forma
musical que entre los sesenta y setenta marcó significativamente el sentir de Latinoamérica.
La incorporación de la poesía y las aspiraciones sociales, así como las pasiones tanto intelec-
tuales como amorosas, instaladas en el género canción, significaron un cambio de rumbo tanto
en la música popular comercial como en la tradicional. Dicho género musical aparece paralela-
mente en distintos países bajo la denominación común de “Nueva Canción”. Es así como en
Brasil se conoce como bossanova y nueva canción brasileira; en México como Nuevo Cancio-
nero; en Argentina Nueva Canción; en Cuba Nueva Trova y en Chile como Nueva Canción
Chilena. Sus objetivos no fueron solamente musicales o de fines estético, estaban allí los sue-
ños y anhelos de una generación que aspiraba a un cambio radical de los sistemas imperantes.
En Chile, los seguidores de grupos como Quilapayún, Inti Illimani, Aparcoa, entre otros y de
autores emblemáticos como Víctor Jara y Patricio Manns, llegan a ser miles. Sus sentidas y
comprometidas composiciones despiertan entusiasmo y rebeldía. Llegan a ser grandes
animadores de su entorno social y su canto se convierte en arma peligrosa para sus adversa-
rios políticos. El canto popular se vuelve lucha y como tal es atacado y silenciado en 1973.
A mediados de los setenta, durante la dictadura militar del general Augusto Pinochet, sur-
gen jóvenes artistas que poco a poco y bajo el alero del folklore y los encuentros solidarios de
la Iglesia Católica chilena se transforman en grupos musicales de sólida propuesta en lo armó-
nico, tanto instrumental como vocal. Su poesía hermética y sensible devela un anhelo profundo
de cambio. Sus aspiraciones sociales expresadas en la poesía de sus composiciones son com-
partidas principalmente por estudiantes y pobladores. Luego se va sumando más público lle-
gando a repletar gimnasios y templos. Los escenarios oficiales estaban vedados para ellos. Sin
embargo su fama hace torcer el mercado y la televisión se interesa por ellos, no obstante su
claro rechazo al sistema imperante. Esta experiencia musical acoge un sinnúmero de inquietudes.
Ej mi opinión y para concluir, el canto nuevo fue un surgimiento totalmente innovador y reflexivo pues despertó la mente y consciencia de una infinidad de personas e individuos inquietos con la injusticia de su país correspondiente, pues lo que hizo éste movimiento fue expandirse a una variedad de países hispanohablantes que vivían una situación similar, todo con la intención de despertar la consciencia en la mente de todas las personas.
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